martes, 19 de marzo de 2013

'Aquellas que no se ven'

 Y esta vez toca sacar del arcón de los recuerdos un cuento que terminó siendo publicado en la recopilación 2009 - 2010 de las improvisaciones de Crónicas de la Forja por haber sacado el primer lugar en el concurso de improvisaciones de julio.
 Sinceramente, no me caben palabras para expresar lo honrada que me siento de que hayan elegido mi cuento para tal fin.


Video de presentación de las mini improvisaciones 2009 - 2010 de Forjadores.net




Y un tema para escuchar mientras leen...



El cuento...

"Aquellas que no se ven…

Esa madrugada me levanté a abrirle la puerta y sentí que algo estaba mal... No sé cómo explicarlo, solo lo supe. Tal vez fueran los pequeños detalles: la cama vacía, el vaso de agua sobre la mesa de luz... Nada que no pudiera haber estado allí en otra oportunidad, y, sin embargo, me parecieron inusuales.
Fui a la cocina a tomar un poco de agua y encontré esa nota... esa maldita e inentendible nota: 'cerrá la llave primero'. ¿Cerrar la llave? ¿Qué llave? Revisé nuevamente las puertas, pensando que tal vez creía que se había olvidado la puerta abierta, o algo así, pero estaban todas cerradas…
En el proceso, encontré las llaves de adelante sobre el sillón, y recordé que las del fondo también estaban en su lugar. Fue entonces cuando la sospecha se convirtió en certeza: ¿cómo salir dejando todas las puertas cerradas sin llevarse llaves?
Algo me llevó a mirar dentro el tacho de basura y vi otras notas, igual de inentendibles: 'no enciendas la luz, cerrá la llave primero' y otra más o menos parecida pero deteriorada por la proximidad a la yerba húmeda.
¿De qué estaba hablando?
Miré las puertas, recorrí el lugar una vez más, y vi que la del cuarto pequeño estaba cerrada... Lo que primero pensé de que se había ido dejó de tener sentido. Abrí la puerta, con suavidad, y miré dentro. De repente el olor que hasta entonces había estado encapsulado me asaltó. Te vi, y pareció que el mundo se detenía.
Sabía que si tardaba ya no iba a haber posibilidades...
Tomé tus brazos, y te saqué de allí, te arrastré fuera del cuarto, abrí las ventanas y me fijé si tenías pulso.
Llamé a la ambulancia, y parecieron tardar tanto, tanto...
No entendí por qué lo hiciste, por qué intentarlo. Cómo fue que se te ocurrió...
Solo sé que hasta ahora, a pesar del tiempo transcurrido, me pasa que, cada vez que voy a abrir la puerta, me preguntó si vivirás o no... Cicatrices que quedan, lo sé…"