Buenos Aires, con tus recovecos, tus luces y oscuridades, con tus paseos, caminitos y secretos.
¿Cómo no amarte, Buenos Aires, si me viste nacer y me has cobijado desde entonces?
Tan hermosa y tan desperdiciada...
Te
camino, Ciudad Adolescente, a la espera de -tras alguna esquina-
encontrarme con tu alma renovada, tus calles limpias y tus ganas de
vivir..